Oración por un difunto de Santa Gertrudis

Oración por un difunto de Santa Gertrudis
Oración por un difunto de Santa Gertrudis

Esta es una oración de Santa Gertrudis por las almas del Purgatorio, la misma santa a la que Jesús dictó la oración para salvar mil almas del Purgatorio.

Santa Gertrudis, recitando estas oraciones junto con el Oficio, preguntaba al Señor cuánto y cómo le agradaba la obra de aquellos que así oraban. Y el Señor respondió: “¡La acepto tanto! Es como si me liberaran a mí mismo de la prisión cada vez que con estas oraciones se libera un alma de sus penas. Retribuiré en el momento oportuno estas obras de caridad, según la omnipotencia de mi generosidad”.

Cómo rezar la Oración por un difunto de Santa Gertrudis

Consiste en cuatro oraciones. Después de cada oración rezamos el De Profundis seguido del Réquiem Aeternam (que se indican más abajo).

Comenzamos con la Señal de la Cruz

Primera oración

Te saludo y bendigo, dulcísimo Jesús. Te adoro con todo mi corazón y te agradezco por el amor que nos has manifestado con Tu Encarnación, Tu Nacimiento en la pobreza, y por habernos dejado a Ti mismo en el Santísimo Sacramento. Te pido unir esta mi oración, que te ofrezco por el alma querida de (nombre del difunto), a los méritos de Tu santísima vida. Con la abundante gracia de tal oración, deseo suplir y compensar perfectamente lo que esta alma ha descuidado en Tus alabanzas, oraciones, virtudes y buenas obras que debería haber hecho por Tu amor, que podría haber hecho con Tu gracia y que no hizo con intención pura y perfección. Amén.

Segunda oración

Te saludo y bendigo, dulcísimo Jesús. Te adoro y te agradezco por el amor infinito que nos has manifestado cuando Tú, Creador del universo, para redimirnos te hiciste víctima inerme en manos de los hombres que te ataron, arrastraron, golpearon, insultaron, flagelaron, coronaron de espinas y condenaron a muerte, despojaron, crucificaron, hasta morir de una muerte terrible en la Cruz, con el corazón traspasado por una lanza. Me uno a Tu inmenso amor ofreciéndote estas mis oraciones y te pido, por los méritos de Tu Santísima Pasión y Muerte, borrar lo que el alma por la cual te ruego ha hecho contra Tu voluntad con pensamientos, palabras y obras. Te ruego también ofrecer a Dios Padre Tus méritos, cada pena y dolor de Tu Cuerpo llagado y de Tu Alma dolorida para reparar las faltas cometidas por esta alma y satisfacer así Tu justicia. Amén.

Tercera oración

Te saludo y bendigo, dulcísimo Jesús. Te adoro y te agradezco por el amor y la bondad con que Tú, resucitando y ascendiendo al Cielo, glorificaste nuestra humanidad ya vencida por la muerte, y la colocaste a la derecha del Padre. Ahora te ruego que el alma por la cual te suplico pueda pronto participar de Tu gloria y de Tu triunfo. Amén

Cuarta oración

Te saludo y bendigo, dulcísimo Jesús. Te adoro y te agradezco por todos los beneficios con que has colmado a Tu gloriosa Madre y a todos Tus elegidos. Deseo unirme ahora al amor de Tus Santos que te glorifican y te agradecen por la salvación obtenida por medio de Tu Encarnación, Pasión y Resurrección, y te ruego suplir con los méritos y con Tus oraciones y las de Nuestra Madre Inmaculada y las de los Santos lo que falta a esa alma para llegar a la Patria bienaventurada y poder gozar para siempre de Tu presencia. Amén.

Después de cada oración rezamos el De Profundis seguido del Réquiem Aeternam:

De profundis:

Desde lo profundo, a Ti clamo, oh Señor; Señor, escucha mi voz. Sean tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si consideras las culpas, Señor, Señor, ¿quién podrá sostenerse? Pero en Ti está el perdón: por eso tendremos tu temor. Espero en el Señor, mi alma espera en tu palabra. Mi alma espera al Señor más que los centinelas la aurora. Israel, espera al Señor, porque en el Señor está la misericordia y en Él hay abundante redención. Él redimirá a Israel de todas sus culpas.

Réquiem Aeternam:

Dales, Señor, el descanso eterno
Y brille para ellos la luz perpetua
De las puertas del infierno
Saca, Señor, sus almas,
Descansen en paz.
Amén.

Puedes encontrar una versión más larga del De Profundis aquí

Indulgencias para quien rece De Profundis seguido del Réquiem Aeternam:

El Papa Clemente XII, el 14 de agosto de 1736 concedió 100 días de indulgencia a quienes recen arrodillados y devotamente el De Profundis seguido del Réquiem Aeternam y concede Indulgencia Plenaria, a los que la rezaren por un año. El día es a elección de cada cual, confesados y comulgando. Las oraciones se deben realizar al oscurecer.

Finalizamos santiguándonos.


Fuentes