Día 1
Meditación
Existencia del Purgatorio
La muerte es cierta. Está ya pronunciado el gran decreto en virtud del cual todos los hombres han de morir. Cualquiera otra desgracia podrá evitarse, pero la muerte, jamás. No hay estado, edad, condición o sexo exento; ni medio alguno de librarse de ella. Desde el primero de los hombres hasta el último, cada uno ha de ver el término de su camino, y ya muchos le tocaron: otros les siguen de cerca, y todos como agua que se desliza, caeremos finalmente en la tumba sin remedio. Y, entre tanto, ¿qué hacemos nosotros, oh cristianos? ¿Nos preparamos al inevitable fin que nos espera? ¡Oh cuán amarga nos será la muerte si no nos disponemos con tiempo a recibirla! (Medítese un poco)
Afecto
¡Oh Cielo, qué atractivos tiene tu premio! ¡Infierno, cuánto nos atemorizas con tu castigo! ¡Oh Purgatorio! tú las llenas de compasión por tus penas, pero nos inspiras confianza en la Misericordia Divina. Oye ¡oh gran Dios! nuestras súplicas: cierra para todos los fieles la puerta del horroroso abismo; abre para ellos las de la Eterna Gloria, y libra ¡oh Señor de sus penas a cuantas almas se encuentran en el Purgatorio, llevándolas a gozar contigo de la inmortal corona de la bienaventuranza.
Ejemplo: En el libro de Tobías se lee, que habiendo tenido este varón virtuoso por piadosa costumbre el enterrar a los difuntos, practicaba este acto de paridad hasta con sus enemigos, levantándose de la mesa por darles sepultura. Le agradó tanto al Santo Arcángel Rafael la misericordia de Tobías, que a más de favorecer tanto al hijo y al padre, el que recobró milagrosamente la vista, le hizo entender: que cuando oraba con lágrimas y abandonaba la comida para enterrar a los muertos, él mismo presentaba a Dios sus oraciones. Así es, cristianos, como debemos obligar a los Ángeles de Dios, haciendo bien a los vivos y a los muertos.
Sufragio
Recitar 9 Padre Nuestro, 9 Ave Marías y 9 Glorias en honor de los 9 Coros de los Ángeles, en sufragio de las benditas ánimas.
Jaculatoria
Tú, Señor, que eres Padre amantísimo de Misericordia, úsala en beneficio de las pobrecitas almas.
Día 2
Meditación
Pena de sentido
El Señor, dice el Profeta, llamó para ministro de su justicia al fuego, el cual devoró el profundo abismo de la iniquidad, la parte que se le allega de la imperfección de los justos. El ruego, sigue el Apóstol, declara cuáles son las obras de cada uno; consume las malas, purifica las buenas, y quien se salva, se salva casi por medio del fuego. De tales autoridades principalmente se deduce que una de las penas del Purgatorio es la de sentido, causada por el fuego, la cual es sentencia común de los latinos, abrazada también por la mayor parte de los griegos, rogándose en una y en otra Iglesia para que aquellas benditas almas salgan libres de los ardores de fuego tan penetrante. Unamos nuestro espíritu con el de las Iglesias mencionadas, y como Aarón en el grande incendio del campo israelítico poniéndonos también nosotros por medianeros entre Dios y ellas, pidámosle que les conceda gracia tan singular. (Medítese un poco)
Afecto
¡Gran Dios! ¡Cuántos Purgatorios no mereceríamos nosotros por nuestros innumerables pecados, y cuántos Purgatorios duplicados sufrirán por sus defectos muchísimas almas de los difuntos! ¡Ah Señor! muévete a piedad de ellas y de nosotros: de nosotros, perdonándonos en esta vida las culpas para no pagar en la otra con tanto rigor la pena merecida; de ellas, extinguiendo los ardores de aquel fuego tan vivo y que tan atrozmente las martiriza. Derrama Tus Misericordias sobre los vivos y los muertos, y los unos y los otros bendecirán eternamente Tu nombre. Amén.
Ejemplo: Santa Mónica, madre de San Agustín, cuando estaba para morir, llamó a su querido hijo y le dijo: “Hijo mío, bien sabes las lágrimas que cuestas a esta tu tierna madre; voy a separarme de ti: si sigues en la gracia y amistad de Dios hasta la muerte, luego volveremos a reunimos en la gloria para no separarnos jamás. Ahora te pido y suplico con mucho encarecimiento que después de mi muerte no te olvides de esta tu afligida madre, por si la Divina Justicia dispusiera destinarme al Purgatorio”. El afectuosísimo y fidelísimo San Agustín, no olvidando el encargo de su querida madre Santa Mónica, y cumpliéndole con la mayor exactitud, cuando subía al Altar y tomaba en sus manos la Sagrada Hostia, decía bañado en lágrimas: “Padre Eterno y Dios de toda misericordia, mira a Tu Divino Hijo Jesús en mis manos, y por Sus Llagas libra del Purgatorio el alma de mi madre, si acaso está padeciendo en aquellas penas”.
Sufragio
Oír la santa misa y aplicarla por las almas del purgatorio.
Jaculatoria
Oye, Señor, ese rumor que sube del Purgatorio: son gemidos de las pobrecitas almas que suspiran por su patria.
Día 3
Meditación
Atrocidad del fuego
Para formarnos alguna idea de la atrocidad del fuego del Purgatorio, imaginemos que, según la frase de la Escritura, Dios Nuestro Señor reúna y acumule todos los males del universo, y. exprimiéndolos, extraiga de ellos la esencia más pura y el espíritu más subido, y con tal espíritu encienda el horno del Purgatorio. ¿Podría por ventura imaginarse incendio más grave y más terrible que este? Ahora bien: espíritu de amor es precisamente llamado por el Profeta el fuego del Purgatorio: espíritu que con la mayor actividad penetra y despedaza, no ya los cuerpos, sino las almas de los difuntos en lo más íntimo de sus sentidos. ¿Y qué corazón hay tan duro que no se conmueva ante tan grande acerbidad de suplicio? (Medítese un poco.)
Afecto
Sálvanos ¡oh Señor! de las llamas de fuego tan atroz, y no permitas jamás que caigamos en él; más antes bien libra y salva a las infelices almas allí detenidas, que experimentan al presente todo género de tormentos y de penas. Sea Tu soberana clemencia para nosotros el escudo de defensa que piadosamente nos salve de tan gran castigo, y para ellas el bálsamo de refrigerio y de salud que sane toda llaga, mitigue todo dolor y haga suceder a los padecimientos la dulce felicidad del gozo eterno.
Ejemplo: El Angélico Maestro Santo Tomás, sabiendo que una de ..sus hermanas estaba en el Purgatorio, no cesaba de pedir a Dios en sus fervorosas oraciones por la libertad de la misma, en especial cuando visitaba el Santísimo Sacramento, cuando hacía la devoción del Viacrucis y sobre todo diciendo Misa; con esto tuvo muy luego la alegría de ver a su hermana rodeada de resplandor que vino a darle las gracias y decirle: “Que se iba a la gloria, en donde lo esperaría para estar siempre juntos alabando a Dios”.
Sufragio
Rezar de rodillas, si es posible, con los brazos en cruz, 3 Padre Nuestro por las ánimas benditas.
Jaculatoria
Libra, Señor, a esa porción de Tu pueblo, de las penas del Purgatorio.
Día 4
Meditación
Pena de daño
La mayor pena que se sufre en el Purgatorio es la de daño, que consiste en estar lejos de Dios. Las penas de sentido redobladas ciento y mil veces, dice el Crisóstomo, no pueden compararse con el sentimiento de parecer indigno a los ojos de la Divina Majestad y ser desechado de su presencia. Un alma lejos de Dios es un alma fuera de su centro; y aunque lo esté por poco tiempo, sin embargo, el ser por culpa suya hace su estado tan amargo, que no hay lengua criada que no lo pueda explicar. ¡Y nosotros perdemos a Dios tantas veces sin dársenos cuidado alguno! Bien se ve que nos alucina el sentido y nos hace viles esclavos de la culpa. (Medítese un poco.)
Afecto
Consuela, Señor, a aquellas almas, que desean ardientemente unirse a Ti. A Ti las inclina la naturaleza como a último fin; a Ti las dirige la gracia como al centro feliz; a Ti las lleva el amor como al objeto suspirado; a Ti las impele el deseo como a blanco de sus afectos. No hay para ellas sino Dios, por quien a cada instante suspiran. Consuélalas, pues, ¡oh Señor! en sus ardientes deseos: consuélalas; en sus incesantes suspiros con daros prontamente a ellas en premio, en bienaventuranza, en corona de su irresistible afecto.
Ejemplo: Un caballero muy devoto de la Santísima Virgen María, y amantísimo de las benditas almas del Purgatorio, rezaba todos los días de rodillas las Letanías de la bendita Madre de Jesús en sufragio de ellas, el cual tuvo enemigos que le perseguían calumniándole de diversos modos por envidias y celos, desacreditándole por separarle del cargo que ejercía y llegando hasta a atentar contra su honor y su propia vida. Un día, mientras dormía la siesta, entraron los adversarios, y a pesar de que encontraron sus vestidos, hizo y el Señor invisible al devoto de María, por lo que, furiosos, y confundidos, tuvieron que retirarse sin haber logrado sus malvados intentos. Cuando el piadoso amante de las almas despertó y observó el desorden que. había en la casa, comprendió lo sucedido y la gracia que la Santísima Virgen le había dispensado, debida al obsequio que cada día ofrecía a las benditas almas del Purgatorio. Así premia el Señor a los inocentes y a los que socorren a las almas del Purgatorio.
Sufragio
Oír una Misa de rodillas por las almas del Purgatorio que profesaron gran devoción a la Santísima Virgen.
Jaculatoria
Dignaos consolar, Jesús mío, por los dolores de Tu Amantísima Madre, a las pobrecitas almas que gimen en el Purgatorio.
Día 5
Meditación
La pena del gusano o del remordimiento
La segunda pena del Purgatorio más cruel que el mismo fuego, es la del gusano, o sea del remordimiento que se siente por los defectos de la vida pasada. Tres dolorosas miradas echa el alma sobre ella, y con la mirada ve todo el mal que podía haber evitado y no lo evitó. ¡Cuántos pensamientos, cuantos afectos desordenados podía haber reprimido! ¡Cuántas palabras ociosas, cuántos actos indecorosos podía haber omitido! ¡De cuántas debilidades y de cuántos escándalos podía haber huido! Y no pudiendo menos dé reconocerse rea mientras hubiera podido no serlo, se entristece sumamente, no tanto por el daño ocasionado a sí misma, cuanto por la ofensa que ha hecho a Dios. ¡Oh verdaderamente feliz aquel a quien la conciencia no le arguye de algún delito! Procuremos, pues, atentamente ¡oh cristianos! no caer jamás en pecado. (Medítese un poco).
Afecto
Danos gracias ¡oh Señor! para que nos hagamos cuales nos deseas, perfectos y semejantes a Ti, para que huyamos de todo mal, crezcamos en toda clase de bienes, merezcamos un puesto distinguido junto a Ti en el cielo. Las almas del Purgatorio, porque faltaron a alguna de estas cosas, pagar rigurosamente la pena en aquella cárcel de adores entre los continuos remordimientos de su espíritu. Tranquiliza, Señor, su conciencia: aquiétala con el perdón de sus pecados, con la remisión de la pena, con llamarlas a la corona y a la gloria, para que, gozando de Ti en el cielo, cese finalmente el arrepentimiento y la aflicción de que amargamente se alimentan en el horror del abismo. Amén.
Ejemplo: El beato Juan Albernia, de la Orden de Menores, acostumbraba a celebrar el Santo Sacrificio de la Misa con tanto fervor por los fieles difuntos, que parecía iba enteramente a derretirse por el continuo llanto. En cierta ocasión, y en el preciso instante que, elevando el Santísimo Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo, dirigía al Padre Eterno un fervoroso ruego para que, por los méritos de su Hijo Unigénito, se dignase librar de tantas penas y tormentos que sufren las Santas Animas, vio una gran multitud de ellas, que parecidas a brillantes centellas, como que brotasen de una fragua, se dirigían gozosas al Paraíso a gozar de la visión beatífica por toda una eternidad. Ofrezcamos fervorosas súplicas al Padre celestial por las pobrecitas almas, seguros de que alcanzaremos la divina misericordia.
Sufragio
Hacer un detenido examen de conciencia y confesarse con exactitud y contrición de haber ofendido a Dios.
Jaculatoria
No desprecies, Señor, las súplicas de las benditas almas, y concédeles el descanso eterno.
Día 6
Meditación
Resignación de las almas del Purgatorio
Conocer que Dios es el último fin de la criatura racional y no poder amarle, por desgracia, es la pena de daño que padece el reprobó en el infierno; amar a Dios libre y necesariamente y no poder gozar de Él por sus culpas, es la pena de daño propia del Purgatorio; y si el odio que per carecer de la gracia nutren por necesidad contra Dios los condenados, forma una gran parte del infierno, la vehemencia del amor con que las almas del Purgatorio, animadas de la gracia, suspiran por su Dios, añade tanta intensidad a sus penas, que las hace casi superiores a ¡as del mismo infierno. Así, pues, como el amor no satisfecho es el más cruel tormento del corazón humano, meditemos cual será el martirio de las almas que, conociendo a Dios con perfección, se reconocen indignas todavía de pasar a poseer su gloria. (Medítese un poco.)
Afecto
¡Qué confusión nos causa ¡oh Señor! nuestra conducta! Nosotros nos humillamos al considerar la admirable resignación de las almas del Purgatorio. ¡Ah! Por esta misma resignación dales ¡oh gran Dios! la libertad. No merece ya penar quien está dispuesto a sufrir tormentos aún mayores. Es bien digno de Tu gloria quien se abstendría de ella por más tiempo para merecerla mayormente. Acepta ¡oh Señor! los generosos sentimientos de aquellas almas, y sé también Tu generoso con ellas, perdonando todas sus pasadas faltas y admitiéndolas al goce de Tu eterna felicidad.
Ejemplo: Refiere el gran Pontífice Benedicto XIII, en un sermón, que una fervorosa religiosa llamada Gertrudis, muy devota de las benditas almas del Purgatorio, temió haber hecho demasiado por las Santas Ánimas haciéndoles donación de todas sus obras satisfactorias (como se hace por el Voto de las Almas) en lugar de aplicarlas también por sus propias faltas.
Afligiéndola el demonio con esta idea en repetidas tentaciones, estando próxima a morir, Jesús se le apareció, y la dijo: “¿Por qué te afliges así, Gertrudis, hija mía? Para que sepas cuán grata me es tu gran caridad con las almas del Purgatorio, te perdono todas las penas que habías merecido, y, además, quiero concederte un aumento de los grados de gloria que te estaban destinados en el cielo. Haré que todas las almas que has rescatado con tus oraciones te salgan al encuentro, cuando dejes esta vida, para darte las gracias y acompañarte al Paraíso, donde serán premiados aquellos desprecios, calumnias y demás contradicciones que supiste sobrellevar, con la corona que tienes reservada”. Por lo que quedó muy consolada y tranquila Gertrudis.
Sufragio
Dar limosna a los pobres para que oigan misas y hacer sufragios por las benditas almas del Purgatorio.
Jaculatoria
Conduce, Señor, a las almas del Purgatorio a Tu gloria, para que no las aflija por más tiempo la imagen de sus pasadas culpas.
Día 7
Meditación
Mutua comunicación de auxilios entre las tres Iglesias
La iglesia católica es un cuerpo moral cuya cabeza es Jesucristo, y dividida en tres particulares Iglesias como en otros tantos miembros que la componen; en la Iglesia triunfante, que reina en los cielos; en la purgante, que padece en el Purgatorio; y en la militante, que combate sobre la tierra. Hay entre estas Iglesias una mutua comunicación de caridad que se llama Comunión de los Santos, en virtud de lo cual se ayudan mutuamente y se socorren. Por consiguiente, si Dios, por la ley que se ha impuesto así misino, no puede socorrer a las almas del Purgatorio, lo pueden, no obstante, las otras dos Iglesias: y en esto es digna de admiración la economía de la divina Providencia, la cual, mientras reserva para sí la parte de la rigurosa justicia, confiere a otros la de la piadosa misericordia en sufragio de las almas santas del Purgatorio. Demos, pues, rendidas gracias al Señor, y aprovechémonos debidamente de tan singular bondad. (Medítese un poco.)
Afecto
Tu, Señor, que nos has dado la facultad de socorrer a las almas del Purgatorio, danos también el celo y el empeño para ponerla en práctica. No quede estéril la fuente de la beneficencia; produzca un don tan preciosos frutos dignos de sí. Más, ¿qué frutos puede producir una planta si no fuere regada y animada por Tu gracia? Encienda, pues, Tu gracia en nuestros corazones el amor a los fieles difuntos; riéguelos con sentimientos de tierna piedad y devoción, que entonces sabremos corresponder a Tus rectísimos fines, y emulando a los ángeles y a los Santos, demostraremos con las obras que la Iglesia militante, no menos que la triunfante, puede y sabe socorrer a la purgante, que a entrambas se encomienda con las instancias más fervorosas.
Ejemplo: En la vida de la Venerable Madre Paula de Santa Teresa, se lee que. en el monasterio de Santa Catalina de Nápoles, hay la piadosa costumbre de rezar vísperas de difuntos al terminar el día, para implorar del Señor la paz eterna de nuestros hermanos que sufren en el Purgatorio. Una noche, las religiosas, se dejaron esta santa práctica a causa del extraordinario trabajo que tuvieron, y cuando se hallaban en lo más dulce del sueño, bajó del cielo una porción de Ángeles en número igual a las religiosas, y suplieron armoniosamente este sufragio que tanto complace al Purgatorio, no menos que al cielo. Sor Paula, que velaba, salió apresuradamente de su celda para unirse a sus compañeras como creía; y cuál sería su sorpresa al ver a los Ángeles reemplazar a sus hermanas en el cumplimiento de aquel sufragio, pues desde entonces lo rezan ya diariamente.
No descuidemos nunca de ofrecer sufragios en abundancia a las benditas almas, y así las haremos eternamente felices en la gloria, pues mucho importa al Purgatorio, al cielo y a la tierra que sean socorridas las almas. Siguen las Llagas con la Oración final.
Sufragio
Evitar obras y palabras que no lleven ninguna utilidad.
Jaculatoria
Regocija, Señor, a las benditas almas conduciéndolas al cielo.
Día 8
Meditación
Gratitud de las almas del Purgatorio para con sus bienhechores
La Sagrada Escritura nos refiere que el sumo sacerdote Onías y el gran Profeta Jeremías, no olvidaron después de muertos a sus compatricios. Vio al primero hacer al Dios de Israel ardientes súplicas por sil pueblo, y del segundo cuenta el sagrado texto que oraba por su patria. El interés que manifestaron estos dos insignes campeones de la antigua Alianza estando en el seno de Abraham, no es más que una imagen de la solicitud de la Iglesia purgante en favor de la militante. Las almas del Purgatorio están continuamente enviando al trono del Eterno abrasados suspiros y ardorosas súplicas para que nos miren con ojos propicios. Puede decirse que esta es la ocupación de aquellas almas: rogar incesantemente por nosotros. Hagamos, pues, otro tanto por ellas. (Medítese un poco.)
Afecto
¡Oh cuántas son, Señor las gracias de que necesitamos! Con toda verdad puede asegurarse que nuestra necesidad es universal, pues por nosotros mismos nada podemos, nada tenemos, y una de nuestras grandes miserias es no conocer nuestra pobreza y el pedirte poco y el no acertar a pedirte con los requisitos de una verdadera oración. Ahora, Señor, buscamos para con Tu Divina Majestad intercesores que amas sobremanera: las almas del Purgatorio, tan empeñadas en nuestro favor como gratas a Tus ojos. De lo profundo de su cárcel Te representa nuestra indigencia, pidiéndote las gracias necesarias para remediarla. Míranos, pues, con Tu antigua misericordia por lo mucho que Te agradan esas Tus afligidas esposas, mientras nosotros hacemos cuanto está a nuestro alcance por socorrerlas con todo género de sufragios.
Ejemplo: El V. Martín de Roca refiere en su libro De Statu Animarum que el Arzobispo de Sevilla Cristóbal Sandoval, distribuía entre los pobres el dinero que le daban para sus necesidades en sufragio de las almas del Purgatorio. Siguió en aumento esta devoción a medida que adelantaba en edad. Estudiando en la Universidad de Lovaina, se vio en grande apuro por no haber recibido las letras que de España esperaba para atender a las necesidades de la vida. En tan apurado trance, se le acercó un pobre suplicándole una limosna por las benditas almas; entonces el joven entró en una Iglesia y rogó al Señor con gran fervor diciendo: “ya que no puedo dar dinero en sufragio de las Almas, les daré, oraciones”; y no había terminado su oración, cuando acercándosele un joven le invitó a comer, y después de haberle dado noticias de su padre y demás familia, le entregó una buena. cantidad de dinero, para después devolvérsela cuando tuviera a bien.
Cristóbal Sandoval por más indagaciones que hizo por saber el paradero de su cariñoso bienhechor, no pudo lograrlo, y como nadie le reclamó la cantidad prestada, creyó debía, aquel oportuno auxilio a las benditas almas libertadas con sus limosnas. Y así se lo comunicó al Sumo Pontífice Clemente VIII cuando pasó a Roma, el cual lo nombró Obispo.
El Padre Santo le mandó que publicase esta relación, a fin de excitar la piedad de los fieles en favor de las benditas almas del Purgatorio, de las que aún en esta vida se recibe la recompensa de lo que hoy se haga por ellas, porque son sumamente agradecidas y socorren con generosidad a sus devotos.
Sufragio
Rezar 10 Padre Nuestro en sufragio de las pobrecitas almas del Purgatorio que propagaron más esta devoción.
Jaculatoria
Limpia, Señor, con Tu gracia a las benditas almas, y brillarán en el Cielo más blancas que la nieve.
Día 9
Meditación
Empeño de las almas del purgatorio por alcanzar la salvación eterna a sus bienhechores
Si en medio de sus tormentos ruegan por nosotros y nos alcanzan gracias las almas del Purgatorio, ¿cuánto más eficaz será su intercesión cuando lleguen a ser gloriosas reinas en el cielo? No se portarán, no, como aquel ingrato copero de Faraón, que vuelto de la cárcel a la corte, olvidó en su prosperidad al afligido intérprete de su sueño. La ingratitud de aquellas almas se aumenta y perfecciona con su traslación al cielo, donde pon una caridad más perfecta no cesan de rogar por sus bienhechores, hasta alcanzarles todos los bienes temporales que les convienen, y especialmente la felicidad eterna. ¿Quién no querrá enviar al cielo el mayor número posible de semejantes intercesores? (Medítese un poco.)
Afecto
Señor, un interés universal empaña nuestros corazones en la devoción de las almas del Purgatorio. Deseamos, pues, buscando nuestro propio bien, corresponder a las altas miras de Tu Providencia en favor de aquellas benditas almas. Proponemos llenar unos deberes que la amistad, el parentesco y la Religión nos imponen. Te prometemos no ser en adelante ingratos con nuestros bienhechores difuntos, ni tibios con los que tanto nos amaron. Pero nada valen nuestros propósitos sin el auxilio de Tu Divina Gracia. Te pedimos, pues, encarecidamente que nos la concedas para ser constantes toda la vida en esta santa práctica de socorrer a las almas del Purgatorio, por las cuales te rogamos de todo corazón para que, como Padre de las misericordias, las lleves a gozar de Tu Divina Esencia en el Reino de la Gloria.
Ejemplo: Un personaje que había empleado toda, su vida en la práctica de las virtudes, y particularmente en socorrer a las almas del Purgatorio, se vio en su agonía horrorosamente asaltado por el príncipe de las tinieblas. Pero con sus muchos sufragios había enviado del Purgatorio al cielo un crecido número de almas, que viendo a su bienhechor en tal peligro, no sólo pidieron al Altísimo que le concediese mayor abundancia de gracias para hacerle triunfar, sino que también alcanzaron el poder socorrerle y asistirle personalmente en aquel decisivo conflicto. Bajando luego del cielo cual valerosos guerreros, unas se arrojaron contra el infernal enemigo para ahuyentarle; otras rodearon el lecho del moribundo para defenderle, y otras, por último, se pusieron a consolarle y animarle.
El, trasportado de admiración y de gozo: “¿Quién sois?” les dijo: y ellas le contestaron que eran las almas que había sacado del Purgatorio con sus sufragios, y que habían venido a pagarle tamaño beneficio, y a acompañarle al cielo. Inmensa fue la alegría del moribundo a tan feliz anuncio, y respirando su semblante suavísima placidez, voló su alma a la patria celestial, entre las aclamaciones de las otras que por su piedad ya estaban vestidas de gloria y resplandores. Este ejemplo nos anime para que jamás decaiga en nosotros la devoción a las benditas almas del Purgatorio.
Sufragio
Hagamos los oficios más humildes de nuestra casa y el Voto de las Ánimas.
Jaculatoria
Extinguid ¡oh buen Jesús! el ardor del Purgatorio, y abrid los. labios de las benditas almas para que canten con gozo vuestras alabanzas.