En la fe católica, escuchamos a menudo referirse a las almas del Purgatorio como “santas” y “benditas,” términos que pueden parecer confusos para algunos. ¿Por qué llamamos “santas” a las almas que aún no están en el Cielo? ¿Qué significa que sean “benditas”? Si analizamos un poco estas cuestiones desde la fe católica descubriremos el sentido profundo de estas expresiones.
¿Qué es el Purgatorio?
La doctrina del Purgatorio enseña que, después de la muerte, las almas que han fallecido en gracia, pero aún tienen alguna mancha de pecado venial o necesitan purificación de las consecuencias del pecado, pasan por una etapa de purificación. Este estado es una etapa de limpieza espiritual que prepara a las almas para entrar en la presencia de Dios, completamente puras y santas.
Nada manchado entrará en ella, ni los que cometen maldad y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero. -Apocalipsis 21, 27
¿Por qué llamamos “santas” a las almas del Purgatorio?
Llamamos “santas” a las almas del Purgatorio porque ya han alcanzado la salvación. Aunque aún no están en la gloria del cielo, estas almas han sido juzgadas dignas de estar con Dios eternamente y están en proceso de ser purificadas para ello. El término “santa” en este contexto se refiere a que han sido apartadas para Dios, y nada les impedirá alcanzar la unión completa con Él.
Las almas del Purgatorio ya han sido libradas de la condenación eterna y están confirmadas en gracia. En este sentido, podemos decir que son “santas” porque ya han sido separadas del poder del pecado mortal y están, en su esencia, unidas a Dios. Su destino eterno es seguro; están destinadas a la vida eterna en la presencia de Dios, lo cual les confiere la dignidad de santidad, aunque aún estén en proceso de purificación.
¿Por qué las almas del Purgatorio también son “benditas”?
Además de ser “santas,” las almas del Purgatorio también son “benditas.” En este caso, el término “benditas” resalta el hecho de que estas almas cuentan con la bendición de la salvación. La misericordia de Dios las ha alcanzado, y aunque estén pasando por una etapa de purificación, su destino final es estar en la gloria eterna.
Decir que son “benditas” también recuerda que ellas cuentan con el consuelo de la oración y la intercesión de los fieles en la tierra. La Iglesia nos anima a orar por las almas del Purgatorio, y esto mismo es una bendición para ellas, pues nuestras oraciones ayudan a aliviar sus sufrimientos y acelerar su purificación. La Iglesia Triunfante, es decir, los santos en el cielo, también interceden por estas almas, apoyándolas en su camino hacia la gloria.
El papel de la Iglesia en la ayuda a las “almas santas y benditas” del Purgatorio
Las almas del Purgatorio no pueden interceder por sí mismas. Por esta razón, la Iglesia enseña a los fieles en la tierra, que son la Iglesia Militante, a rezar y ofrecer sacrificios por ellas. Mediante nuestras oraciones, indulgencias y actos de caridad, podemos ayudar a estas almas en su purificación. Este acto de misericordia es una manifestación del amor cristiano y una expresión de nuestra unión en el Cuerpo Místico de Cristo.
Una comunión de amor y esperanza
Llamar “santas” y “benditas” a las almas del Purgatorio es una forma de reconocer su estado especial dentro de la Iglesia. Estas almas están unidas a Cristo y a todos nosotros en el Cuerpo Místico, y en esa unidad compartimos amor y esperanza. Mientras nosotros en la tierra seguimos luchando contra el pecado y buscando la santidad, las almas en el Purgatorio ya han sido juzgadas dignas del cielo y están en camino hacia la plenitud de la santidad.
Recordemos que nuestras oraciones por las “santas y benditas almas del Purgatorio” son actos de caridad, los cuales reflejan nuestra fe en la misericordia infinita de Dios y nuestro amor hacia nuestros hermanos y hermanas, quienes están siendo purificados para unirse plenamente a Él.
