Recordatorios sobre el Purgatorio
Recordatorios sobre el Purgatorio

Aquí compartimos algunos recordatorios, que, releídas de vez en cuando, despertarán en nosotros los buenos sentimientos que nos animarán a sufragar constantemente y diligentemente las Almas del Purgatorio, y a adquirir Indulgencias para ellas. Además, nos mantendrán alejados de toda culpa, y nos estimularán a purificar mejor nuestras manchas con la penitencia: pues nos conviene hacerlo con tan poco esfuerzo en este mundo, en lugar de expiarlo todo después de la muerte, cuando se deberá pagar según la justicia y sin misericordia.

  1. El pecado parece un mal pequeño en vida, grande en la muerte, inmenso después de la muerte.
  2. Todo lo que hagamos por las Almas del purgatorio, Jesucristo lo considerará como hecho a Él mismo.
  3. Al sufragar las Almas, estamos seguros de agradar al Corazón de Jesús.
  4. Si todos los momentos que se pasan haciendo o diciendo cosas de poca utilidad se emplearan en adquirir Indulgencias, ¡cuántas Almas se salvarían!
  5. Al llevar Almas del Purgatorio a Dios, nos aseguramos intercesores en vida y en la muerte.
  6. Es de fe que las Almas pueden interceder por nosotros, una vez que hayan llegado al Paraíso gracias a nuestro mérito.
  7. Todo dolor y sufrimiento, ofrecido en sufragio por las Almas del Purgatorio, pierde su amargura y se vuelve más dulce.
  8. Para evitar el fuego del Purgatorio, es útil liberar las almas de otros, porque Jesucristo dijo: Con la medida con que midáis, seréis medidos.
  9. Al orar por los Difuntos, siempre poned a la Virgen como Abogada, y como garantía los méritos de Jesucristo, su preciosísima Sangre, y el valor de los santos Sacrificios.
  10. Si pedís insistentemente al Corazón de Jesús la gloria del Cielo para las Almas del purgatorio, el divino Corazón la pedirá insistentemente al Padre para vosotros.
  11. ¿Quién es aquel que, recordando siempre las dos vorágines de fuego que están bajo nuestros pies, olvida luego seguir el camino que conduce al monte santo de Dios?
  12. La continua memoria de cuánto sufren nuestros conocidos, aunque muertos como buenos cristianos, en pena por los pasatiempos, el lujo, la vanidad y otros pecados, nos infundirá ese temor de Dios que forma a los Santos.
  13. Si el meditar siempre en la ley de Dios, el contrariar siempre vuestros deseos naturales, el luchar siempre contra el mundo y el demonio os cansa, pensad en lo que no harían las Almas del purgatorio si pudieran volver a esta vida.
  14. Dad limosna a los pobres con tres intenciones, es decir: 1. Por amor de Dios; 2. En sufragio por las Almas del purgatorio; 3. Para satisfacer la divina justicia por vuestros pecados. De este modo se os abrirán las puertas del Cielo.
  15. Después de haber sufragado por las Almas, encargadles que recen por el Papa, por la Iglesia, por los infieles y por todos los pobres pecadores.



  1. Tened vosotros mismos, e infundid en los demás, especialmente en los jóvenes, un gran horror al pecado venial, en el cual se cae tan a menudo porque no se odia como el pecado mortal.
  2. El demonio incita a los mundanos a aumentar siempre los estudios de cosas curiosas e inútiles, para que los pobres jóvenes no tengan ni tiempo ni mente para pensar en lo único necesario.
  3. Si aprendemos a santificarnos, habremos adquirido riquezas que ni la muerte podrá arrancarnos de las manos, pero que después de ella nos serán devueltas mil veces más.
  4. Una vida encadenada, en una cárcel oscura, flagelados, y a pan y agua, es un paraíso en comparación con el Purgatorio.
  5. El sufrimiento por la lejanía de Dios es lo que más agrava el castigo de las Almas penitentes. Porque justo después de ser separada del cuerpo, el alma anhela con una ansiedad indescriptible la unión con Dios, de la cual es rechazada.
  6. La querida Virgen y los Ángeles vienen a consolar a las Almas del Purgatorio, pero nada las satisface completamente hasta que están unidas con Dios.
  7. Fijemos cuántas veces al día queremos sufragar por las Almas, y de cuántas maneras cada semana y cada mes; y Dios nos lo recompensará cien veces más.
  8. Seamos industriosos, como los pobres al reunir limosnas, en adquirir Indulgencias para las Almas del purgatorio, sobre todo acercándonos a los santos Sacramentos.
  9. Se ha calculado que en todo el mundo mueren cada día casi cien mil personas: ¿cuántas de ellas irán al Purgatorio? Rezad cada día por los agonizantes que en ese día deben morir.
  10. Quien goza inmerecidamente de la reputación de santo, se encontrará burlado si va al Purgatorio, porque no se rezará por él creyéndolo en el Paraíso.
  11. En la vida humana, si se huye de una incomodidad, se cae en otra; pero, si se sufre algo por las Almas, nunca ocurre sin una ganancia.
  12. No dejemos nunca de purificarnos, porque la muerte quizá está a la puerta, y tantos mueren de repente; ¡ay de aquellos que, como las vírgenes necias, no están preparados para la llegada del Esposo!
  13. En la Sagrada Escritura se dice que la caridad cubre la multitud de los pecados. Usemos, pues, la caridad abundantemente por compasión hacia nosotros mismos, hacia nuestro prójimo necesitado y hacia las Almas del purgatorio, a quienes siempre debemos aplicar el fruto de nuestras obras.
  14. San Pablo dice: “Ya sea que comáis, ya sea que bebáis, o hagáis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”; y nosotros añadimos: recordándonos también de las Almas del purgatorio.
  15. Finalmente, os recomiendo lo que también dice San Pablo, que todos somos un solo cuerpo en Jesucristo; por lo tanto, si un miembro sufre, todos los miembros sufren; y si un miembro se regocija, todos los miembros se regocijan. Suframos, pues, algo por los fieles de la Iglesia purgante y por los fieles de la militante, y gocemos con los miembros de la Iglesia triunfante, a la que nos conducirán los méritos de nuestro Señor Jesucristo. Así sea.



Fuentes

Extraído de: «Filotea por los difuntos»; IMPRIMATUR: En la Curia Arzobispal, Milán, el 18 de octubre de 1901. S. A. M. MANTEGAZZA, Obispo de Famagusta, Vicario General.